8/12/08

Los vagos rayos de luz penetran en mis ojos. Me despierto. Siento como un repentino escalofrío recorre mi cuerpo con extrema rapidez. Observo mis manos, las palpo con ternura y me sorprendo con su delicada textura, con su pálido color…sigo con el dedo cada surco que me trae un recuerdo y éstos sólo me conducen hacia el abismo del que huyo. Tras ellas descubro unos pies. Dos, uno a cada lado, sinuosos y emprendedores me piden a gritos que comience el día. Son tan bellos que mis ojos se clavan impertérritos hasta desfigurarlos. Y, en un desafío hacia mi propia persona, aparto la mirada de aquéllos que me transportan. Belleza, por fortuna he ido a caer ante mis propios ojos. Sombras y luces se dibujan en mi cuerpo para devolverme un poco de lo que soy. Me levanto, me acerco a aquél que me mira, y con extrema suavidad le acaricio y le beso. Está frío, quizá este muerto.
Nada. Oteo tímido más allá de mis ojos y me golpeo irremisiblemente contra la pared. Escudriño en los libros, en las fórmulas, pero éstas no representan nada más que mis temores y mis ojos cansados me advierten del error. Aquéllos pilares que me alimentaban están ahora quebrados y, en su desequilibrio, encuentro el abismo, y en su agonizante final: la nada que, vacía y amenazante, me recuerda que soy un hombre.

5/12/08

Jaque Mate

Estudio de nubes

El señor Bumbury,el que siempre nos acompaña en los momentos de desdicha...el que nos sumerje en una espiral de decadencia...Grancias!





Hoja en Blanco (Memorias de una Isla)

Se Descifraba agazapado con los músculos contraídos y los huesos dislocados. En la estrechez de aquél cubículo no habría suficiente oxígeno como para prorrogar aquellas escépticas elucubraciones fruto de su propia paradoja.

Su respiración se aceleró y con cada jadeo aumentaba su angustia. ¿Cuánto tiempo habría pasado? ¿Horas? ¿Días?

Un escalofrió le devolvió el mando de sus propias carnes. Un golpe seco, de uno de sus pies, hizo que aquellos retazos de luz se transformaran de inmediato en un fuerte destello. Un blanco punzante se le presentaba sospechoso por su intensidad reveladora.

Desentumeció su cuerpo y, con una nueva bocanada de polvo y naftalina, salió de dudas. Huyó de aquel desafiante armario… Sintió el pánico: ahora era un armario, ayer la cocina y, dentro de unas horas, quien sabe.

Con paso torpe y desorientado vagaba por el pasillo con temor a que otro escalofrío le despertará de nuevo…

CUESTIÓN DE HONOR

Delicados te rozan esos labios,
¿no estarán cometiendo un error?

Acaricia por faringe con agravios:
el fino intestino, intuye el horror.

Jugos gástricos contra templarios,
y en juego, como no, el honor.

¿Por qué ingirió chili picante?
porque quizá perdió a su amante.